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FAMILIA  Y  MATRIMONIO

Comprometerse implica tener libertad, hay que educar en el compromiso, hay que dejar la autorreferencialidad.

Dos personas que se casan son testigos de una promesa.

El matrimonio no es la suma de dos egoísmos sino la promoción de un bien común. Ser benevolente, querer el bien, eso no es amor. Querer a la persona sin ofrecerle un bien es un error. El bien es comunicativo. El bien y el amor son dos objetos del amor.

Los bienes operativos son acciones de Dios y son sobreabundantes. La lógica del amor es la lógica de Dios, que es la sobreabundancia.

 

No existe el matrimonio funcional sino el matrimonio santo, que es mucho más que un matrimonio sano.

La acedia es el mal del hombre, ataca los matrimonios y la familia. Es el llamado demonio del mediodía: produce tedio de

obrar el bien y hace que se pierda la esperanza. Es un pecado contra la esperanza. Produce un activismo radical.

 

Es una enfermedad espiritual manifestada con la depresión y la soledad. El hombre se fuga de la realidad encerrándose en sí mismo o saliendo, evadiendo, absorbiéndose en otras cosas.

Hay una desproporción entre lo que recibimos (dones de Dios) y lo que hacemos.

 

No es la lógica del activismo sino de la sobreabundancia lo que hay que buscar.

 

La figura paterna es decisiva para saber dar medida al hijo. Los

límites unen el deseo a la ley, a lo que debe ser.

 

Etimológicamente la palabra autoridad significa hacer crecer. Es un error evitar todo sufrimiento a los hijos o hacer todo por ellos.

 

El corazón de la familia es la educación. No es lo mismo estar sometido que ser obediente. La obediencia nace del amor.

El obediente sabe que es para su bien porque se siente amado. Un niño no corregido es un niño no amado.

 

El fin de la educación no es buscar la autonomía de los hijos sino su madurez.

 

Los sacramentos son semillas que fructifican toda la vida. La virtud de la espiritualidad es la fidelidad creadora.

 

La fecundidad es la plenitud de una vida lograda con plenitud .

 

Necesitamos familias creativas, fecundas.

Espiritualidad matrimonial y familiar (4)

Juan de Dios Larrú, Pbro., DCJM

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