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FAMILIA  Y  MATRIMONIO

hombre responde. El amor no es puntual, requiere tiempo, tiene sus estaciones para el uno y para el otro, no es inmediato.

 

Por ejemplo, cuando la mujer se encuentra en la estación de verano, el hombre se encuentra en invierno y esto genera la necesidad de una comprensión dinámica y permanente.

 

Una característica esencial para la plenitud del amor es la fidelidad en el tiempo.

El amor no es instantáneo ni dirigido a una etapa de la vida nada más. La fidelidad no es aguantar (actitud pasiva), sino que es creativa, descubre a cada momento una oportunidad nueva de afirmar y expresar el amor. No hay nada rutinario en la fidelidad.

 

Amar y no ser amado es lo que más sufrimiento causa, más que el sufrimiento físico o  psicológico. 

¿Cómo se supera el desamor? Mirando al Crucificado. La fidelidad implica el perdón, pues en la relación conyugal se alternan en diferentes momentos encuentros y encontronazos.

 

No hay fidelidad sin perdón. Perdonar no es olvidar, es algo que requiere tiempo para que tenga lugar correctamente.

 

Podemos ser testigos del perdón. No hay aprendizaje del amor sin el perdón.

 

El lenguaje es fundamental en el amor. El amor eres tú y lo que hablas.

 

Se impone cada vez más la interpretación sentimental del amor reduciéndolo a emociones.

 

La emoción no genera un lenguaje articulado, no genera un relato, un discurso, una historia. El amor romántico es incapaz de prometer "para siempre".

 

La palabra expresa el amor y también puede herir el amor. La palabra y el cuerpo se unen. Por ejemplo, el entrelazar las manos expresa el lenguaje del amor.

 

En el matrimonio hay dos personas, dos cuerpos, que constituyen la materia del sacramento. 

 

Hay personas que no entienden la espiritualidad conyugal. Parte de esa espiritualidad es prometer, o sea, dar la palabra.

 

Los jóvenes  quieren tener todas las posibilidades abiertas, no se comprometen.

Espiritualidad matrimonial y familiar (3)

Juan de Dios Larrú, Pbro., DCJM

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