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FAMILIA  Y  MATRIMONIO

En el deseo y atracción entre los géneros está presente una ambigüedad: simultáneamente hay una abundancia y una carencia, pues aun después de la unión sexual (abundancia de satisfacción), el hombre quiere unirse todavía a algo más  profundo (carencia de una plenitud que solo Dios puede  satisfacer).

 

Una segunda interpretación alegórica, poética, de la expresión mencionada anteriormente corresponde a un canto del amor entre el hombre y la mujer.

 

Una tercera interpretación es de carácter simbólico. En la antigüedad, existía el símbolo para indicar una alianza. La expresión grabar es un verbo que se usa para hacer una alianza.

 

Toda alianza está sellada con un símbolo. La alianza entre el hombre y la mujer está grabada en el corazón, que es la sede interior de la memoria, los recuerdos.

El Cantar de los Cantares es una lectura de Génesis 2, 24:

"Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne"

Es importante cultivar la presencia de la persona amada en mí y generar el encuentro mutuo que desarrolla el amor. Es una forma de expresar que se lleva al otro grabado en el corazón.

 

El hombre tiene que aprender a amar. Los novios piensan que lo saben todo, pero realmente saben muy poco o nada del amor. 

 

El hombre es un permanente

 

aprendiz del amor y Cristo es el maestro.

 

Dios tiene un plan para el hombre y la mujer. Hay una sabiduría en el amor.

 

El amor es una respuesta a través de mediaciones, es decir, la existencia de circunstancias, lugares, momentos, personas, que encaminan el curso de la vida hacia el encuentro que culmina en el matrimonio.

 

La vocación al amor y al matrimonio dura toda una vida, no es exclusivamente un momento.

 

La vocación al matrimonio está fundada en la libertad, es decir, en una entrega total, fiel, fecunda y asumida de manera consciente, voluntaria.

 

En razón de la múltiple variedad de circunstancias y factores que inciden en la construcción del amor matrimonial, hay que aprender a responder en el tiempo.

 

En esta vocación Dios llama y el

Espiritualidad matrimonial y familiar (2)

Juan de Dios Larrú, Pbro., DCJM

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